jueves, 22 de marzo de 2012

Animales que predicen Terremotos y Catástrofes Naturales


Cada día son más numerosos los científicos que consideran demostrada la hipotética capacidad de multitud de animales a la hora de predecir cataclismos.

El 26 de diciembre de 2004 decenas de miles de personas murieron en Sri Lanka (Indonesia) víctimas de uno de los más devastadores terremotos que se hayan desatado en la Tierra durante los últimos siglos. El monumental seísmo fue tan sólo el preludio del tsunami que asoló, entre otras muchas zonas costeras, el famoso Parque Nacional de Yala. Un lugar donde, días después, en las labores de rescate, los humanos advirtieron un hecho espeluznante: ni un solo animal muerto.

Animales que predicen terremotos: Indonesia y China

Dos horas antes de comenzar la tragedia, mientras las olas gigantescas del Océano Índico se aproximaban a las costas de Sri Lanka, las aves iban congregándose en bandadas y ejecutando una migración extraordinaria camino de las llanuras que tapizan la mayor parte de los 1.300 kilómetros cuadrados del mencionado Parque Nacional de Yala. A su vez, los elefantes emprendieron una retirada hacia las montañas, mientras que búfalos y ciervos seguían los pasos de los paquidermos. Todos los animales parecían haber escuchado algún tipo de siniestra voz de alarma.

Pocos años después, en mayo de 2008, más de diez mil personas murieron en China como consecuencia de un terremoto cuyo epicentro se localizó en la localidad de Sichuan. Dos días antes de que tuviera lugar aquella violenta hecatombe, cientos de miles de batracios invadieron territorios en el curso de un enloquecido e inexplicable éxodo.

Al día siguiente, el China Daily, uno de los más prestigiosos diarios del país, reconocía en su portada que “Desafortunadamente, nadie tuvo en cuenta la advertencia de los sapos”.

Sexto sentido de los animales para predecir catástrofes

Son también conocidos casos como el de la insólita invasión de serpientes de cascabel ocurrida en la ciudad californiana de Parkfield en junio de 1966, dos días antes de un soberbio temblor de tierra. Y todos recordamos el sobrecogedor documento audiovisual previo a la terrible tragedia sucedida en Haití el 12 de enero de 2010, aquel en el que un perro parece enloquecer segundos antes de que bajo sus patas se desatase el Apocalipsis.

Matthew van Lierop, especialista en el comportamiento animal del Parque Zoológico de Johannesburgo, afirma que "no hay ningún estudio específico sobre esta cualidad de los animales, sencillamente porque aún no hemos sido capaces de verificarla en un laboratorio". Sin embargo, las más recientes investigaciones de geólogos y zoólogos coinciden en todas las conclusiones.

Pronosticar catástrofes naturales

Las alteraciones físicas que se desencadenan en la superficie terrestre cuando se produce un terremoto resultan ser tan recurrentes como lo es la sintomatología de una enfermedad. Todo comienza cuando los movimientos tectónicos liberan cargas eléctricas por la flexión de los minerales, produciendo variaciones en el equilibrio eléctrico del aire; posteriormente, el movimiento y la fractura de la corteza terrestre genera ondas sonoras de bajísima intensidad que se adelantan al seísmo como aviso de la ruptura.

Poco más tarde comienzan a emerger gases del subsuelo, y cuando el calor generado por la fricción y la ruptura de las rocas alcanza las aguas subterráneas, se genera un vapor que escapa a la atmósfera formando nubes helicoidales.

Todas estas anormalidades resultan inapreciables para los sentidos del ser humano. En realidad, siendo precisos, los humanos somos incapaces de percibirlas como consecuencia del uso del caudal perceptivo que nuestra evolución nos ha otorgado. El biólogo y Premio Nacional de Ciencias Humberto Maturana explica con naturalidad que “los animales no tienen un sexto sentido, sino dimensiones sensoriales distintas a las nuestras, y desde luego mejor equipadas para interactuar con el ambiente".
Los sentidos de los animales, un oráculo químico

Un extraño “sentido de la vibración” es el que permite a las abejas facilitar las coordenadas de un campo de flores a sus compañeras, o el que ayuda a que un petirrojo diferencie los movimientos de sus congéneres de los de un gato que se acerca.

En el mundo animal, este sentido es un excelente medio de comunicación. La capacidad perceptiva del oído humano es inútil a la hora de captar determinadas frecuencias. Asimismo, las vibraciones infrasónicas que emiten algunos animales como medio de comunicación son absolutamente imperceptibles para los Hombres. Sin embargo, elefantes, delfines, murciélagos e incluso perros hacen uso de sus congénitas "facultades telepáticas" para adaptarse a su entorno y reconocer sus crónicas mutaciones.
Lecciones del pasado
Todavía hoy, en el siglo XXI, un comportamiento extravagante de las hormigas que habitan nuestros jardines o unos infrecuentes gemidos de nuestras mascotas podrían realmente ser explícitos partes meteorológicos.

Dejando a un lado supersticiones impresionistas, lo cierto es que las tribus que habitan recónditos rincones del planeta, absolutamente ajenas a la esquizofrenia tecnológica de la civilización occidental, continúan prestando atención a los mensajes “extrasensoriales” de los animales, nuestros compañeros en la aventura de la vida. Y con notable éxito.

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