viernes, 13 de junio de 2014

COLOMBIA: ¿Qué da VERGÜENZA?



¿Qué da VERGÜENZA?

Da VERGÜENZA comparar la jubilación de un congresista con la de una viuda o un jubilado. 

Da  VERGÜENZA  que el salario mínimo de un trabajador sea menos de 566 mil pesos y el de un diputado de $18.000,000.00 pudiendo llegar con viáticos y otras prebendas a $24.500.000 mensuales. 

Da  VERGÜENZA que un catedrático de Universidad (con un miserable contrato de ocho meses en el año) o un cirujano de la salud pública ganen menos que el concejal de la comuna de tercera. 

Da VERGÜENZA que los políticos se suban sus retribuciones en el porcentaje que les apetezca, (siempre por unanimidad, por supuesto, y al inicio de la legislatura). 

Da  VERGÜENZA  que un ciudadano tenga que trabajar 45 años ( y en el futuro quién sabe cuánto) para percibir una jubilación y a los políticos les baste sólo con dos períodos, según el caso, y que los miembros del gobierno para cobrar la pensión máxima sólo necesiten jurar el cargo. 

Da  VERGÜENZA  que los congresistas sean los únicos trabajadores (?) de este país que están exentos de tributar un tercio de su sueldo.

Da VERGÜENZA  poner en la administración a miles de asesores (léase amigotes con sueldo) que ya desearían los técnicos más calificados. 

Da VERGÜENZA  el ingente dinero destinado a sostener a los partidos aprobados por los mismos políticos que viven de ellos. 

Da  VERGÜENZA  que a un político no se le exija superar una mínima prueba de capacidad para ejercer su cargo (y no digamos intelectual o cultural).

Da  VERGÜENZA  el costo que representa para los ciudadanos, sus comidas, coches oficiales, chóferes, viajes al exterior...

Da  VERGÜENZA  que sus señorías tengan casi cinco meses de vacaciones al año. 

Da  VERGÜENZA  que sus señorías cuando cesan en el cargo tengan un colchón del 180% del sueldo. 

Da  VERGÜENZA  que ex ministros, ex secretarios de estado y altos cargos de la política cuando cesan, son los únicos ciudadanos de este país que pueden legalmente percibir dos salarios del erario público. 

Da  VERGÜENZA  que se utilice a los medios de comunicación para transmitir a la sociedad que los funcionarios sólo representan un costo para el bolsillo de los ciudadanos... 

Da  VERGÜENZA  que nos oculten sus privilegios mientras vuelven a la sociedad contra quienes de verdad les sirven. Mientras, ¿hablan de política social y derechos sociales? 

DA  VERGÜENZA que la Presidenta de una ALTA CORTE vaya dizque a trabajar por un Crucero en el Caribe con mas de 8 Magistrados o Magistrados Auxiliares. También aplica para todos los corruptos de este país... 

¡QUE VERGÜENZA! y qué tristeza pensar que somos tú, yo y todos nosotros los que ELEGIMOS y siempre nos quedamos callados ante tanta ignominia. 

Me llegó al correo. Desconozco el autor... 

Robledo Tiene Razón
Juan Pablo Fernández M. @jpfnandez / Bogotá, 27 de mayo de 2014
Muy molestos andan unos opinadores en las redes sociales, la radio y la TV al señalar su contradicción con Jorge Enrique Robledo por afirmar que Santos y Zuluaga son conejos del mismo sombrero, harina del mismo costal y hojas del mismo árbol. La molestia radica en que el Senador del Polo no cohonesta con la posición de que hay que votar por Santos, porque hacerlo es votar por la paz y no favorecer la guerra. La guerra o la paz o, fascismo o libertad, son los falsos dilemas en los que nos quieren poner los propagandistas de Santos.
Estamos ante dos cuervos que, como dice la copla, nublan la mañana cuando se arrancan el plumaje. Su pelea es por quien se vuelve el jefe del partido del presupuesto, por quien firma los cheques, no por modificar el rumbo de Colombia. Ambos proponen continuar por el camino impuesto al país en las dos últimas décadas.
Paz sí, Santos o Zuluaga no. La Constitución de Colombia señala que la “paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento” (Artículo 22) y agrega que propender por su logro y mantenimiento es un deber ciudadano (Artículo 95). Buscarla es una obligación del Presidente, sea quien sea. Los ciudadanos tenemos que exigir a los candidatos que cumplan este mandato. Poner la paz como el dilema de la campaña es una mezquindad de quienes lo hacen, sin importar el lado en el que estén. Esta es un propósito del Estado y de la sociedad. Pero no es sinónimo de votar por uno o por el otro. Entre los malos, el menos malo, no. ¡Ninguno! Eso es igual que poner al toro a escoger la espada y el tono del capote con el que el torero saldrá al ruedo.
Y eso de que Santos es menos malo que Uribe, su ex jefe, o que Zuluaga, su ex compañero de gabinete, es muy discutible. No olvido la imagen en 2010 del entonces saliente ministro de Hacienda, Oscar Iván Zuluaga, “tomado” de la mano del entrante de Santos, Juan Carlos Echeverry, en el Capitolio presentando la reforma constitucional de la sostenibilidad fiscal. Medida contraria a la vigencia de los derechos económicos, sociales y culturales y del uso efectivo de la tutela. También recuerdo a Uribe diciéndole al hoy santista Petro terrorista de civil. Y a Santos “demostrando” que Robledo incitaba a la violencia. ¿Distintos? En el nombre y el apellido, nada más. Pero en lo político y lo económico, que es lo que determina votar o no por una persona, estos señores se mueven en la línea de convertir a Colombia en una nación satélite de las necesidades del gran capital trasnacional y no en una que actúe con dignidad y anteponga los derechos de sus nacionales y las relaciones internacionales de beneficio mutuo, sobre los de los monopolios y las grandes corporaciones. Creer que la antidemocracia económica puede convivir con la política es un error. A más neoliberalismo, menos democracia.
En el negocio de recurrir a métodos antidemocráticos y hasta violentos contra la gente, están inmersos todos los expresidentes vivos y los partidos políticos tradicionales y sus retoños. ¡Todos! Ninguno se escapa. La violencia contra varios sectores de la sociedad ha sido una política de Estado, hasta observadores internacionales como James Robinson lo reconocen (http://bit.ly/1oT0x4M). Que esto no se olvide. Y en este juego siempre nos ponen a escoger entre el policía bueno o el malo, cuando ambos tienen el mismo propósito.
Votar por Santos es hacerlo por todo el paquete completo. ¡Todo! Es votar por Germán Vargas Lleras, por Cesar Gaviria, por los Petros, los Lizarraldes, etc. Es votar por los TLC, por el libre comercio, por la desigualdad, por acabar la tutela. Es votar en favor de las EPS, de la negación del derecho a la educación de calidad, por el mal trabajo, por los monopolios extranjeros, en fin, por un modelo económico y político que hace de Colombia el reino de la desigualdad. El que vota por Zuluaga lo hace por este mismo programa, ya no bajo el mando de la S, sino de la ZU.
Ni con Santos ni con Zuluaga. Los que creen que con Santos el país cambiará y que la paz significará reformas económicas y sociales radicales, o están equivocados o engañan. Pueden hacer lo que tengan a bien a hacer, hasta entregarse a cambio de mermelada. Cada quien verá, pero que no impongan a quienes piensan distinto en este caso, sus intereses o “creencias”. Que Santos y Zuluaga se sigan desplumando en esa pelea que nubla el paisaje. Pero como dice Robledo, con cualquiera de los dos seguirá la horrible noche.

HILANDO FINO
CASTRO PEREZ GERARDO 1
Por Gerardo Castro Pérez.
Soy un total convencido que la supuesta pelea Santos Vs Uribe no es más que una falacia, una mentira; un vulgar engaño, o mejor, una muy bien diseñada patraña organizada entre dos amigotes dueños del poder.
Su objetivo maquiavélico: “dividas y reinarás”. No olvidemos que detrás de estos dos personajes está un mismo poder; el poder del Grupo Santodomingo, el Sindicato Antioqueño, Sarmiento Angulo, Carlos Ardila Lulle, el “Sindicato de las Altas Cortes”, El Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y hasta el inmenso y real poder que tienen las Bacrin en Colombia.
Perdonen la expresión, pero pendejos son los santistas que le echan vaina a los uribistas; o viceversa, porque es ridículo y triste tener que escuchar a hermanos colombianos (muchos de ellos “pata en el suelo”) defendiendo los representantes de la más rancia oligarquía que se han “tragado” éste país.
Santos y Uribe son harina del mismo costal, sus jefes naturales son los mismos y utilizan al pueblo ignorante (idiotizado por RCN y Caracol) haciéndoles creer que están peleados y logrando así continuar entregando las riquezas de la Nación a transnacionales de las que ellos mismos son socios.

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